Un cliente me dijo una vez:
» ¿ Tengo depresión ? No entiendo cómo una terapia me va ayudar, ¿es que me vas a decir lo que tengo que hacer y cómo lo tengo que hacer? ¿eso me va a servir? ¿y qué hay de la gente que se comporta mal conmigo y me hace sufrir, cómo cambio yo eso? Si lloro malo, si me enfado malo, sólo si estoy contenta siempre y digo a todo que sí, me van las cosas bien, pero entonces me agobio, me entra ansiedad y no duermo.»
Lo tomo como ejemplo porque creo que es algo bastante común. Optamos por la medicación como salida más rápida (y que nadie me acuse de estar en contra de tomar medicación, sólo que para mí no es la única salida).
Y si no estamos dispuestos a mirarnos el ombligo y ver qué parte de nosotros hace nos veamos metidos en una situación dolorosa tras otra; sólo si estamos dispuestos a dejar de echarle la “culpa” a los demás, entonces, la terapia te puede servir para salir de la depresión. Si no, es mejor que sigas con la medicación, para que al menos encuentres cierto alivio.
Soy provocadora, ¿verdad? ¿Te enfadaste al leerme? ¿Incluso te entran ganas de dejar de leer y madarme…bien lejos? Estupendo. Eso es una buena señal. Eso significa que tus primeras resistencias al cambio han sido removidas por mis palabras, que te has dejado afectar por mí. En eso consiste la terapia.
Para qué sirve una terapia para la depresión: ¿ Tengo depresión ?
Una terapia sirve paran desentrañar los comportamientos que no veo que hago, o que atribuyo a razones que luego son otras. Por más sinceridad consciente que se ponga en las relaciones con los demás, hay un cerebro profundo y oculto que controla todos los sentimientos, pensamiento y acciones; bueno un 3 o 4 por ciento no.
Todos tenemos ese cerebro que se ha llamado siempre el inconsciente; por mucha voluntad que ponemos no nos salen las cosas como queremos, y echamos la culpa al mundo.
El mundo no está para fastidiarnos, pero es verdad que lo hace muchas veces, pero a todos:
a los empresarios, a los músicos,
a los marinos, a la gente del campo,
a los empleados de bancos, a los profesores,
a los militares, a los médicos,
a los casados y a los solteros,
a los homosexuales y a los heterosexuales,
a los laicos y a los seglares,
a los autónomos, a los que han tenidos hijos y a los que no, etc,…
Cada uno de nosotros va eligiendo. En cada momento de nuestra vida somos y estamos como resultado de nuestras decisiones, y te aseguro que el noventa y mucho por ciento no lo hemos hecho con «plena conciencia».
Sino dirigidos por ese cerebro emocional, donde están alojadas las formas de defendernos y protegernos ante las experiencias vitales de nuestra infancia y adolescencia que no fueron placenteras.
Todas ésas son las que conforman nuestro carácter, las que nos hacen «grabar» en ese cerebro emocional, cómo hemos de comportarnos, elegir, amar, odiar,… de adultos.
Somos una marioneta de esos tejidos neuronales.
Bueno, te he hecho un resumen de muchos libros y teorías que hoy están vigentes y que son las que utilizamos en psicoterapia para «curar».
Hay quien se asoma a esta ventana, y ya no tiene vuelta atrás, hay quien se asoma y sale corriendo, hay quien ni eso y sigue echando la culpa a los demás de lo que le pasa y muchas veces hasta le funciona, a costa de otros, claro.
Deja una respuesta