Cuando escribo este artículo los españoles llevamos 21 días de confinamiento ante la alerta sanitaria generada por el COVID-19.
La ansiedad por confinamiento va en aumento:
- miedo a la enfermedad propia o de los seres queridos,
- intenso estrés laboral para sanitarios (y otros sectores laborales directamente afectados),
- 21 días y 21 noches encerrados en casa, con escasas salidas a la compra
- familias con niños pequeños a las que entretener y poner buena cara; o con adolescentes rabiosos por no estar con sus amigos,
- pérdidas económicas significativas en los hogares,
- … (y en los puntos suspensivos ponemos todas aquellas circunstancias personales que también todos tenemos)
Por qué el “todo saldrá bien” genera culpa cuando estamos rozando el mes de confinamiento
Las redes sociales están llenas de frases positivas y trascendentes, animándonos a vivir esta terrible situación como una oportunidad de crecimiento personal.
No sé cómo te sentirás tú cada vez que las lees…
A mí me produce frustración.
Al principio, me gustaban, era casi divertido, todos los memes, canciones graciosas… que han corrido como la pólvora por todos los grupos de Whatsapp.
Después vino una nueva fase en estos grupos de Whatsapp donde las frases de Dalai Lama, de Gandhi, de Osho… se intercalan con mensajes de “vamos a aprovechar esta experiencia como un crecimiento personal y espiritual…”.
Creo que en estos momentos es fundamental validar (dar por bueno) lo que sentimos: y si es rabia, pena, culpa, miedo… pues eso es y, eso es lo que está bien.
Pero si tengo un mensaje social diciéndome que “tengo que estar bien, porque la pandemia es una oportunidad de crecimiento”, pues, entonces, hasta nos limitamos el derecho a estar mal y llega la culpa.
Así que: permítete sentirte mal, angustiado/a, con ansiedad, con miedo, cabreado/a…
Nuestro sistema nervioso está en modo defensivo porque detecta el peligro. Es un gran termómetro. Por lo que debemos ser comprensivos y respetuosos con nuestra respuesta física y emocional.
Cómo sobrevivieron algunos mamíferos ante el asteroide que cayó en la Tierra e hizo desaparecer a los dinosaurios
En un artículo publicado en Proceedings of the Royal Society B, explican que llevaron a cabo un estudio sobre varios equidnas (mamífero ovíparo) que vivían en una reserva en la que se pensaba realizar un incendio controlado. Aprovechando que los animales contaban con dispositivos de seguimiento, los expertos pudieron seguir su actividad durante varias semanas.
A pesar de que no fueron capaces de identificar positivamente el medio por el cual los animales evitaron el fuego, sí encontraron evidencias que sugerían que se escondían dentro de troncos lo suficientemente gruesos para protegerlos.
Pero su actividad durante las semanas siguientes fue lo que resultó más interesante. Los animales no deambularon en busca de comida, sino que permanecían en un estado aletargado, a veces hasta durante cuatro días. El estado aletargado es similar a la hibernación de otros animales que entran en un sueño profundo y su metabolismo se ralentiza. Esto les permite reducir drásticamente su necesidad de alimentos y agua a la espera de que el aire recupere su calidad y de que haya alimentos.
Los investigadores sugieren que esta respuesta al fuego podría servir como un modelo para comprender cómo lograron sobrevivir los mamíferos a la explosión del asteroide que habría provocado la extinción de los dinosaurios.
En estos días de confinamiento, ¿no sientes cómo tu sistema nervioso ha ido pasando de la activación hacia la depresión, o la inactividad?
CUÁL ES LA REACCIÓN NATURAL ANTE EL MIEDO
El Dr. Porges (psicofisiólogo estadounidense y autor de la Teoría Polivagal) manifestó en una reciente entrevista que le hizo el periódico la La Razón, que la situación de confinamiento que estamos viviendo se considera un trauma severo y un castigo equiparable a una celda de aislamiento en la cárcel.
Como seres humanos estamos programados para conectar con otros, para interpretar gestos, tonos de voz… Nuestro sistema nervioso por tanto, demanda una interacción cara a cara, y ahora nos encontramos con que es peligroso estar cerca incluso de aquellos a los que queremos, por el miedo al virus.
De igual modo, nuestro sistema nervioso busca incansablemente sentirse “en seguridad” con los demás. Y por el miedo al COVID-19 no nos podemos sentir seguros con nadie por el miedo al contagio.
Así que no tenemos ni interacción social, ni nos podemos sentir “en seguridad” en esos contactos fugaces. Por lo que nuestro sistema nervioso reacciona fuertemente hacia la situación de alerta y peligro que estamos viviendo
El Dr. Porges para explicar la reacción fisiológica de nuestro sistema nervioso ante el peligro, afirma que debemos tener en cuenta las tres respuestas mamíferas estudiadas:
- La huída y la lucha: son las primera respuestas defensivas, ambas implican actuar. Pero en una situación como la actual, no podemos hacer nada, no hay forma de arreglarlo, así que nuestra energía se queda atascada. Y surge así ese malestar psicológico al que llamamos ANSIEDAD
- Ante la indefensión sentida, surge la siguiente respuesta defensiva: la inmovilización. Implica rendirnos, y sin duda es la respuesta que hay que evitar,
Debemos, por tanto, mantenernos con ansiedad, para evitar paralizarnos. Eso implica mantener rutinas, deporte (mucho deporte), obligarnos a mantenernos en contacto con familia y amigos, atender nuestras obligaciones laborales, y las familiares (los que tengan hijos) con máxima atención…
¿Cómo nos calmamos?
Nos calmamos por co-regulación, es decir, por la capacidad que tenemos de relacionarnos y de regularnos a través de la interacción social.
Y podrás decirme… ¿y eso ahora, confinado en casa, cómo lo hago? Contamos con las videollamadas, el teléfono… que, aunque con sus limitaciones, no debemos dejarlos.
También un terapeuta puede ayudarte.
Durante este período extraordinario, mediante terapia online y, nada más que se pueda, pasando a la presencial.
¿Para qué te puede servir una terapia psicológica en estos momentos de ansiedad por confinamiento?
- Puede ayudarte a tomar conciencia de lo que sientes y poder ponerle palabras.
- Busca validar lo que sientes, lo que vives, tus momentos de bajona (y los de subida)
- Para buscar esa co-regulación necesaria con otro ser humano, es decir, poder buscar la calma a través del terapeuta y como dice Porges, buscar en la interacción la sensación de seguridad.
- Y para aceptar tu ansiedad como parte de tus estrategias de supervivencia.
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